La palabra amordazada en América Latina: diálogo entre Nezahualcóyotl y poesía revolucionaria colombiana. Intertextualidades con Manrique y Vallejo.
Autoras: Gabriela Perazza y Pilar Salvo
Salinas, Pedro- Jorge Manrique o tradición y originalidad. Editorial sudamericana, Buenos Aires 1962.
La
palabra eliminada de la vida: la palabra del idiota, del tonto, del loco, del
niño, del moribundo, en parte la palabra de la mujer. Mijaíl
Bajtín Estética de la
creación verbal
Esta
propuesta se centra en desarrollar un diálogo entre autores no canónicos
pertenecientes a dos momentos de la literatura latinoamericana: precolombina y
de fines del siglo XX.
En primer
lugar, se debe tener en cuenta el vínculo de lo latinoamericano y lo canónico.
Según Harold Bloom “...el canon es una palabra religiosa en su origen, que se ha
convertido en una elección entre textos que compiten para sobrevivir, ya se
interprete esa elección como realizada por grupos sociales dominantes,
instituciones educativas, tradiciones críticas” (1995). La literatura
latinoamericana siempre se ha caracterizado por encontrar dificultades para
insertarse en esta lista de libros de la que habla Bloom. Es por eso que hoy se
vuelve importante revalorizar algunos discursos que han sido marginados. Según
Walter Mignolo existe una geopolítica del conocimiento, en la cual lo
latinoamericano siempre ha estado relegado. Este fenómeno no solo se da con la
literatura sino con todas las áreas del conocimiento. De esta manera, se han
priorizado todos los discursos provenientes de los centros culturales: Europa y
Estados Unidos, cuestionando que las zonas periféricas: América Latina, África
y Oriente, sean capaces de ser productores intelectuales.
Desde la
época de la conquista hasta nuestros días los autores latinoamericanos han
luchado por legitimar su discurso, pero sus voces no han sido escuchadas por
los árbitros de la cultura.
Lo que se
pretende desarrollar es un diálogo entre dos autores que tocan temáticas y
realidades similares a las que tratan autores instituidos; con la diferencia de
que sus obras han sido olvidadas o nunca consideradas.
El olvido se
nota en varios planos. En primer lugar, en los programas educativos: ni en
formación docente ni en secundaria están incluidos. En segundo lugar. tampoco
parecen ser obras que interesen al mercado editorial, no hay ediciones de estos
autores, diferenciándose así de los clásicos que constantemente están siendo
reeditados. En tercer lugar, hay una gran dificultad para encontrarlos en la
web, esto hace que a la hora de realizar cualquier investigación sobre estos
textos el reto sea mayor.
A
consecuencia de esto, las obras se van desdibujando y también las identidades
de los autores se van perdiendo. En el caso de Nezahualcóyotl existen poemas
que se le atribuyen sin que se sepa si realmente él los escribió. La literatura
colombiana y también de
otros países latinoamericanos de finales del siglo XX, se encuentra signada por
varios casos de anonimato.
Se supone que los textos
clásicos, aquellos que en definitiva integran el canon, siempre hablan de temas
universales. Sin embargo, estas obras relegadas también hablan de estos temas.
En esta oportunidad, nos centraremos en analizar cómo ambos textos hablan de un
tema en particular: la muerte. Que ha sido de igual manera estudiado por
autores clásicos como lo son Manrique y Vallejo.
Nezahualcóyotl y Jorge Manrique: la
muerte en manos de dos poetas
Antes de
comenzar a hablar sobre Nezahualcóyotl que es el gran protagonista de este
estudio, me gustaría dedicarle unas palabras a Manrique. Sin duda es uno de los
autores más reconocidos de la literatura española en parte por su obra Coplas por la
muerte de su padre. Los
temas que abundan en esta obra son en definitiva los que más cercanos a
la existencia del hombre: la muerte, el pasaje inevitable del tiempo y la
fugacidad de las cosas. Este poeta vivió en los albores del Renacimiento y
desde el punto de vista de Pedro Salinas lo que hace que su poesía sea tan
impactante es su originalidad. Este autor sostiene que lo que lo hace original
es “su actitud frente a la tradición” (136). De esta manera Manrique escribiría
de los temas que siempre se han hablado pero de una forma totalmente
innovadora.
Una cuestión
interesante a resaltar es que cuando Salinas escribió Jorge
Manrique o tradición y originalidad no sabía que había un poeta llamado
Nezahualcóyotl, de origen mexicano que había escrito sobre los mismos
temas. Curiosamente ambos poetas convivieron en el mismo siglo, Manrique vivió
entre los años 1440 y 1492 mientras que el poeta mexicano lo hizo entre los
años 1402 y 1472.
Nezahualcóyotl:
fue un príncipe de la ciudad de Texcoco en México. En él se encontraban dos
culturas: la de los chichimecas situados al norte de la región y la de la
cultura tolteca. Llegó a ser el Rey de Texcoco luego de varios inconvenientes
políticos que ahora no viene al caso mencionar. Como todo noble de su cultura
recibió una formación erudita en filosofía y religión tolteca lo que sin lugar
a dudas influyó poderosamente en la confección de su obra. Sus poemas llegaron
a los eruditos en lengua náhualtl a través de diversos códices y luego han sido
traducidos al español. La cultura nahualt tal como la entiende Portilla refiere
a aquella que utiliza la lengua nahualt (3).
Con respecto a esto, es necesario aclarar que Nezahualcóyotl no era azteca,
pero si aliado de este imperio. Como ya se mencionó anteriormente no se sabe
con certeza la totalidad de poemas que ha escrito este autor; sí que se han
preservado treinta y cuatro, de los cuales no de todos está comprobada su
autoría.
Los poemas
del Rey Poeta -así se lo llamaba en su época- abundan en metáforas relacionadas
a la naturaleza. Cualquier producción intelectual, está situada en su espacio y
en su tiempo “toda reflexión está situada- la que investiga y la investigada,
la que mira y la que es mirada-” (Casella 101). En los poemas de este autor la
vida, siempre asociada a la muerte es ilustrada a través de elementos presentes
en la naturaleza: “Como
una flor/ nos iremos secando/ aquí sobre la tierra/ Como vestidura de plumaje
de ave zacuán/ de la preciosa ave de cuello de hule/ nos iremos acabando”.
Este tópico:
la muerte inevitable, tan estudiado en Manrique es uno de los ejes centrales en
la poesía del rey poeta. La mayor parte de las composiciones muestra una
profunda reflexión sobre la muerte, vista como algo inevitable: “de cuatro en
cuatro nosotros los hombres, todos habremos de irnos, todos habremos de morir
en la tierra”.
Nada nos
recuerda más que los célebres versos de Manrique: “Recuerde el alma dormida/
avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida/ cómo se viene la
muerte/ tan callando”(Copla 1 17). La muerte es vista para los dos poetas como
algo inevitable. También ambos puntualizan en que este es un suceso que no
discrimina, no importa la clase a la que se pertenezca la muerte llegará de
igual manera para todos. Nezahualcoyotl dirá “aquí nadie vivirá para siempre/
Aún los príncipes a morir vinieron” y Manrique “Llegados, son iguales los que
viven por sus manos y los ricos” (Copla 3 18).
Ahora bien,
cabe preguntarse, ¿Existe alguna diferencia entre ambos poetas?, creo que la
respuesta a esta pregunta está en la concepción de la muerte que ambos poseen.
Manrique con su bagaje cultural, entiende que la vida es una transición hacia
el otro mundo. Desde la visión medieval que se encuentra en el poeta español
los hombres solo estaban de paso en el mundo terrenal. Esto lleva al poeta a
decir “Este mundo es el camino/ para el otro que es morada”(Copla 5 19).
Curioso es descubrir que el poeta náhuatl plantea la misma interrogante:
“también allá iréis/ al lugar de los descarnados”.
Es necesario
interrogarnos aquí sobre el sentido de la muerte para esta cultura. Patrick
Johansson realiza un estudio muy interesante llamado “La muerte en la cosmovisión
náhuatl prehispánica”, en donde sostiene que la muerte posiblemente fuera
considerada como algo cíclico para esta cultura. Defiende esta hipótesis
teniendo en cuenta que estas comunidades tenían una importante conexión con la
naturaleza. Veían a sus dioses como entidades
naturales, además
“creían que el mundo no había sido creado ex
nihilo por un ser exterior a su creación sino que se había
expandido in
illo tempore” (Johansson).
Este autor propone que también creían en un mundo subterráneo, pues
tenían un mito protagonizado por Quetzacoalt
que así lo
sostenía. Según
este relato se le presentaba a la divinidad unos seres nocturnos que le
mostraban su retrato envejecido, obligándolo a ir a un lugar mítico llamado Tillan Tlapallan. La muerte por lo
tanto estaba
vinculada de igual manera que para los cristianos con un lugar determinado.
Johansson
cuestiona por qué si los nahuales creían en un
mundo cíclico veían a la muerte como un fenómeno determinante. Según
el autor, teniendo en cuenta su cosmovisión basada en la naturaleza la muerte
debería considerarse como algo inevitable a todo ser pero cíclica, es decir,
que luego regeneraría en otra forma. Cabe preguntarse entonces por qué en los
poemas de Nezahualcóyotl
pareciera que se presenta de manera determinante:
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en
la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
Johansson contesta esta interrogante
y sostiene:
Es muy
probable que los cantares hayan sido interpolados para que el contenido de
textos hermosos, que no se debían de desperdiciar, se ajustara a los dogmas
cristianos concernientes a la muerte. El canto original expresaba quizás la
cantidad de veces que un ser volvía a existir en la tierra o la idea más difusa
de un retorno, pero todo aquello fue censurado y reemplazado en el texto por
una noción cristiana de muerte
Portilla por
su parte sostiene que la preocupación sobre la existencia podría tener que ver
con la creencia de los nahuales acerca de fin del mundo. Así podrían ver “a sus
obras amenazadas de exterminio por el anunciado fin del quinto Sol, que había
de poner término a todo lo existente” (31)
Estas
respuestas no se plantean como solución al tema sino más bien como
interrogante. Lo cierto es que ayuda a comprender algunas otras cuestiones
dentro de la poesía de Nezahualcóyotl.El poeta en varios
de sus poemas utiliza una expresión muy específica
que es la de “Las flores y los cantos”. Para comprender mejor esto será
necesario observar dos de sus poesías:
Por
fin lo comprende mi corazón: escucho un canto, contemplo una flor . . . ¡Ojalá
no se marchiten!
No
acabarán mis flores,
no
cesarán mis cantos.
Yo
cantor los elevo,
se
reparten, se esparcen.
Aun
cuando las flores
se
marchitan y amarillecen,
serán
llevadas allá,
al
interior de la casa
del
ave de plumas de oro.
Las flores y
los cantos es una de las expresiones más estudiadas de la poesía nahual y no
solo está presente en este poeta. Según Miguel Portilla esta expresión refiere
a la poesía (65). Lo único que entonces vence a la muerte es la literatura, de
modo que la muerte tendría carácter cíclico, pues hay una supervivencia del
poeta a partir de sus composiciones.
Esta postura
adoptada por Nezahualcóyotl
supera a la de Manrique quien plantea que la vida es un tránsito hacia la
muerte: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar/ que es el
morir”(18). El poeta náhualt encuentra un modo de sobrevivir y enfrentar la
muerte con alegría; esto queda explícito en otro de sus poemas cuando dice:
¿A dónde iremos
donde la muerte no existe?
Mas, ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece
Aquí nadie vivirá para siempre
Se cree haber demostrado que ambos poetas tratan los mismos
tópicos: muerte inevitable, fugacidad del tiempo y de las cosas. También se
cree haber demostrado que lo que los diferencia es el contexto en el que se
insertan, lo que hace que sus concepciones acerca de la muerte sean muy
diferentes. Este breve estudio ha querido revalorizar la figura de Nezahualcóyotlmostrando que lo único que
-supuestamente-haría a Manrique superior es su ugar dentro de la tradición,
criterio totalmente inválido para juzgar la calidad de una obra.
La
muerte violenta como tema dentro y fuera del canon: “Pedro Rojas” de César
Vallejo y “Colombia masacrada” de autoría anónima
La muerte
como tópico literario, ha sido abordada desde múltiples perspectivas y
desarrollada a partir de contextos diversos. Desde la literatura clásica en
adelante se visualizan distintos enfoques, como la bella muerte de la Antigua
Grecia, la muerte dantesca concebida como el pasaje a la vida de ultratumba, o
desde una perspectiva romántica, escéptica, católica… La idea de muerte sobre
la que se centrará este trabajo será la entendida desde el contexto de creación
estética latinoamericano del siglo XX: la muerte violenta.
La mayor
parte de la literatura que se produjo en Latinoamérica durante todo el siglo y
principalmente a finales del mismo, estuvo signada por un contexto caótico de
crisis, dictaduras, revoluciones, enfrentamientos, desapariciones, silencios y
gritos anónimos. Es en este marco donde algunos autores optan por el anonimato
de sus obras. Otros, como es el caso de César Vallejo logran una identidad
trascendente que rompe las fronteras de Perú y es reconocido y legitimado desde
el centro cultural europeo.
La legitimación
que logra César Vallejo se debe a múltiples factores, pero no es menor que en
el año 1923 el escritor se haya trasladado a Europa para ya no regresar a su
Perú natal. Viviendo principalmente en París durante mucho tiempo, fue
publicado, re editado, prologado por escritores transversales de la literatura
europea, colaborador en revistas literarias europeas; sujeto activo de una
literatura que parte desde un centro de poder cultural.
Los poemas
reunidos por Robert Márquez en Poesía revolucionaria latinoamericana también
reflejan la resistencia impulsada por el arte. No sucede con esta
producción, lo que con la de Vallejo: no hay un centro de legitimación que la
vuelva oficial, es lo relegado, lo que se pierde en el olvido, la cultura que
no es promovida para las masas, lo que no ingresa a los márgenes del canon.
Un punto en
común entre “Pedro Rojas” de César Vallejo y “Colombia masacrada” es que ambos
poemas abordan el tópico de la muerte violenta: el primero desde el combate en
la Guerra Civil española, y el segundo desde la muerte de un campesino durante
la guerrilla colombiana que se dio hasta el año 1974.
La
espontaneidad de la muerte canónica y no canónica. La muerte en el simple acto
de apretar una cuchara con la mano o de llevar una arepa a la boca. En este
sentido se puede hablar de “muerte violenta”, la que llega mediante asesinatos.
La muerte se impone precipitadamente, tanto en un poema como en el otro: “Lo
han matado, obligándole a morir/ a Pedro, a Rojas, al obrero, al hombre…”; en
el poema colombiano también se hace hincapié en lo forzoso de la muerte “... el
mismo tiro hace como que lo levanta/ el mismo tiro lo levanta sin que él
quiera/ y volvió a caer dando vueltas”.
Muerte de
uno que es símbolo de todos los demás: combatientes obligados o campesinos
acechados en sus propios ranchos que mueren al amanecer. Pedro Rojas y Don José
que representan el uno a sus compañeros y el otro a los colombianos, dos
facetas de una producción que busca la reivindicación de la propia realidad, y
que procura generar identidad a través de la palabra.
En las
situaciones que presentan ambos poemas hay referencias a elementos propios de
la cotidianeidad de la vida del hombre: una cuchara que llevaba Rojas en su
bolsillo, y una arepa que masticaba Don José cuando lo asesinaron. La
relevancia de estos elementos radica en que los dos forman parte del acto más
primitivo del ser humano: alimentarse. Acto que es detenido súbitamente: “La
Tropa le disparó un Máuser en la espalda/ estaba desayunando arepa y cacao/
¡que ni se dio cuenta! /su boca como una ostra abierta/ con un pedazo de arepa/
apenas masticado”.
Resulta
peculiar el hecho de que el yo lírico enfatice sobre la boca y su apertura cual
“ostra abierta”. Indica Chevalier a propósito de la simbología de la boca
“Abertura por donde pasa el soplo, la palabra y el alimento, la boca es el
símbolo de la potencia creadora…” (p. 193). Surge entonces la interrogante de
por qué es relevante la boca como medio de expresión y de alimentación para quienes
participan como sujetos activos o no en las revoluciones. Si tanto en Pedro
Rojas como en Don José se manifiesta la universalidad del ser humano, se
encuentra al pueblo en pleno altercado ¿por qué entonces la boca es algo
importante en plena revolución? Y por ende: ¿por qué la palabra y el alimento?.
Una posible
respuesta a esta interrogante es que estos elementos son los que generan en el
pueblo la fuerza para manifestarse durante la revolución. La palabra como medio
de expresión, creación y manifestación de un sentido de identidad,
reivindicación y protesta y el alimento como factor esencial que movilizó en
este caso a los campesinos
de esa región latinoamericana a pesar de que las Tropas y la muerte los
estuvieran acechando por todas partes: “Íbamos de cacería y /allá arriba en el
monte encontramos una trocha/ Empezamos a subir/ cuando oímos en el suelo un/
trum - trum -
trum - trum - trum - trum/ era la
tropa que bajaba al trote/ (si nos veían armados nos mataban)”.
La visión
que propone el yo lírico presenta una Colombia masacrada de muerte, hambre y
represión: la muerte violenta. ¿Por qué entonces se recurre a César Vallejo?
¿Por qué es necesario buscar lo canónico para referir a lo que no lo es? Como
indica Noé Jitrik “... todo lo que no es canónico no es, por fuerza, marginal
sino que es marginalizado en la medida en que, en primera instancia,
simplemente no responde a un canon al que desea responder. (p. 5 “Canónica,
regulatoria y transgresiva”). El canon siempre será una referencia para
posicionarse dentro o fuera de él, lo no canónico o marginal se define en
relación a lo canónico.
El mecanismo
por el cual se legitima parte de la obra de Vallejo, la recurrencia al centro
cultural europeo es el mismo que se utiliza para buscar en cierta manera la
legitimación de la voz anónima que grita detrás de “Colombia masacrada”: su
intertextualidad con “Pedro Rojas”. ¿Cuándo se legitimará entonces lo
latinoamericano sin recurrir a lo oficial? Cuando dejemos de pensar al margen en
relación al centro y no recurramos a Jitrik para legitimarnos; cuando por fin
Latinoamérica pueda sostener las riendas de su propia marginalidad y no deje en
el olvido a su Colombia masacrada
Palabras finales:
En este
trabajo hemos querido demostrar que existen muchos escritores no considerados
dentro del canon que hablan de temas igual de válidos que algunos escritores
que sí se encuentran en él.
Varios son
los factores que vuelven a estos autores marginados, pero el que más nos ocupa
en esta presentación es el hecho de que sean escritores latinoamericanos,
porque como ya hemos referido la cultura de Latinoamérica en general ha sido
relegada desde siempre por parte de los centros culturales: desde la época
precolombina como es el caso de Nezahualcóyotl, hasta nuestros días
considerando casos como el autor anónimo de “Colombia masacrada”.
Hemos
descubierto que todo aquello que está en el canon y fuera de la tradición se
encuentra de esta manera porque no responde a lo establecido, o no dialoga con
eso. La tradición es lo que ha erguido a figuras como Vallejo y Manrique.
Ser un poeta
que se posiciona frente a la tradición no debería ser un índice de calidad u
originalidad. Desde esta postura todos aquellos que escriben desde la periferia
y fuera de la tradición no podrían ser buenos escritores. Aquí son
ilustradoras las palabras de Homi
Bhabha cuando dice que: “El "derecho" a significar desde la periferia
del poder autorizado y el privilegio no depende de la persistencia de la tradición”.
Hoy, en
estos tiempos de pura innovación no planteamos derribar la tradición sino
hacerla más permeable. Permitiendo desde las aulas, la academia y los diversos
estudios literarios que lo no canónico encuentre su voz.
Bibliografía consultada:
Corpus:
Manrique, Jorge- Coplas a la
muerte de su padre y otras poesías. Editores mexicanos unidos s.a, México 1998.
Márquez, Robert, selección y
prólogo. Latin american
revolutionary poetry.
Monthly Review Press, Nueva York, 1974.
Netzahualcóyotl - Estudio sobre
la Obra Poética
de Netzahualcóyotl, como
una
expresión
de contacto con lo Sagrado. ed
Silvia Reyes García. Parque de Estudio y
Reflexión Aldama
Marzo 2013.
Vallejo, César. Españ
aparta de mí este cáliz.Perú Nuevo,
Lima, 1961.
Textos bibliográficos:
Bloom,
Harold- El canon occidental.
Anagrama, Barcelona,
1995.
Bhabha, Homi- Nación
y narración.Siglo Veintiuno editores. Madrid.
2010
Chevalier, Jean. Diccionario
de los símbolos.Herder, Bercelona, 1986.
Johansson,
Patrick-La muerte en la
cosmovisión náhuatl prehispánica. Consideraciones
heurísticas y epistemológicas.Estud. cult. náhuatl vol.43 México ene./jun. 2012
Jitrik,
Noé. “Canónica, regulatoria y transgresiva”. Orbis Tertius, La Plata, 1996, p.
153 - 166.
Potilla,
Miguel- La filosofía náhualt
lnstituto de lnvestigaciones Históricas, Ciudad Universitaria, México. 1953
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