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"Parestesia" de Pablo Rueda: Buscando un lugar en la ciudad adormecida

Autor: Nélson González



RESUMEN

      Parestesia (2013) es un texto teatral escrito por Pablo Rueda (1978) en el marco del work in progress convocado por el Centro Cultural de España en Uruguay para apoyo a jóvenes creadores coordinado por el director y dramaturgo español Guillermo Heras.  
     
     El primer objetivo de este trabajo es enmarcar a Parestesia dentro de las poéticas teatrales posmodernas en el Uruguay: una voz atemporal recorre la ciudad de Montevideo desplegando una batería de imágenes fragmentadas como expresión de un yo desencantado que trasunta un discurso angustiante. Las marcas intertextuales atraviesan ese "habla solitaria", al decir de Anne Ubersfeld que se pueden rastrear desde la dramaturgia francesa de Bernard Marie Koltés y Jean Luc Lagarce hasta la desintegración absoluta del yo en  L’innommabe de Samuel Beckett. Un sueño realizado  de Juan Carlos Onetti nos permite aventurar el origen de la angustia: el lugar que ocupa el arte, el teatro y la literatura en la vida del autor y del creador.

      Esto conduce al segundo objetivo del trabajo: el problema de lo nuevo. Las dificultades de presentar un autor nuevo en la posmodernidad obliga a revisar las tensiones en el campo teatral uruguayo del nuevo milenio: saber de quién se habla para saber de quién no se habla. El canon es un lugar inestable. Pozuelo Yvancos, plantea dos cuestiones para analizar: el canon es un problema de "academias", ergo, de poder. El "síndrome autofágico" produce un estancamiento de la discusión que se reduce a disputas binarias ya arengadas por Harold Bloom.  
      Parestesia connota una tensión entre el lugar y el no lugar. El canon resuelve la inestabilidad produciendo su propio anti canon. La periferia o la marginalidad podrían ser las imágenes antitéticas que el canon construye de sí mismo para legitimarse. Parestesia de Pablo Rueda dialoga con esta hipótesis.  

palabras claves: Parestesia - canon - posmodernidad.

      El debate reavivado por Harold Bloom (1930) cuando en su libro El canon occidental (2006) sale en defensa del canon eurocéntrico y universal contra los estudios culturales deriva en una discusión que se centra en el binarismo centro - periferia. (Bloom, 2006) La crítica literaria latinoamericana replica este binomio y reconoce que, globalización mediante, es asediada por una demanda académica de la metrópoli que controla la producción crítica. Pozuelo Yvancos (1952) puntualiza que el canon es un "problema de academias"[1] por tanto un "problema de poder"(19); pero el campo intelectual (Bourdieu, 1966)[2] no solo está compuesto por academias. Lo componen también las tomas de posición de los agentes que participan en la disputa de posiciones dentro del campo intelectual. Es además el territorio donde el artista desarrolla su proyecto creador.    
      El teatro no es solo texto, por tanto podría estar sujeto al menos a dos vías canónicas: la tradición de los autores y los textos, y la de los directores o compañías. Nuestro país tiene una larga tradición de replicar modelos extranjeros, el teatro no ha escapado a ello. Durante el siglo XX el  modelo fue el teatro realista en el género dramático y el realismo instrospectivo de Stanislavski como modelo de representación y técnica para los actores. El teatro de resistencia durante la dictadura produce una cierta renovación de las formas teatrales que luchan contra la censura y el exilio. El teatro independiente (Teatro El Galpón, Teatro Circular) nacido en los años cincuenta como oposición manifiesta al  teatro oficial (Comedia Nacional) se convierte en el estandarte de esa lucha. El teatro brechtiano del distanciamiento es la herramienta que une lo estético con el compromiso social. En los años noventa se produce un movimiento en las piezas. El teatro independiente se mercantiliza a través del proyecto Socio Espectacular[3] Surgen una serie de directores que según Roger Mirza diversifican las poéticas produciendo:
una exploración de nuevos lenguajes y una nueva concepción del espacio escénico, un rechazo progresivo del naturalismo y de lo discursivo o explicativo, del desarrollo lineal de las escenas y del montaje como ilustración de un texto dramático construido sobre la sucesión de diálogos, donde la acción escénica resulta sólo un soporte de aquellos. Cobra gradualmente preeminencia la concentración en un solo espacio físico con referentes simbólicos, el tratamiento de la música y la iluminación como signos que interactúan con la palabra, el cuerpo del actor y los objetos, el relativo abandono de las reconstrucciones naturalistas de ambientes, la simplificación de la escenografía, el decorado y el vestuario, la yuxtaposición de escenas, el predominio de la sensación, la ambigüedad, la sugestión, el rito y el ceremonial. Características que coexistirán con las formas tradicionales... (1992:182)

      Una poética que abreva en el acontecimiento y no en el mensaje definida en oposición al modelo realista. La tensión se centra en el predominio o no del texto literario teatral.   
       Los estudios académicos producen periodizaciones históricas que replican los estudios argentinos[4]. Se replican autores, puestas en escena, pedagogías, escuelas de espectadores. La Asociación de Críticos del Uruguay queda reducida a una menguada participación en la crítica periodística y en la organización anual del Premio Florencio. 
       Una tensión entre lo estable y lo nuevo se atisba en ese cambio. Florencia Dansilio[5] en su trabajo Del mensaje al acontecimiento. El giro discursivo en torno a lo político en el teatro uruguayo post- dictadura estudia un desplazamiento en los discursos sobre lo político advirtiendo que ya no "responde únicamente a la transmisión de un mensaje ni a la voluntad de los artistas". (Dansilio 2014, 13) sino en un tipo de práctica que puede identificarse con "la experimentación con otras formas de creación escénica, o la proposición de nuevas formas de organizar la práctica teatral". (Ibid.) Los gobiernos de izquierda del Frente Amplio inyectaron fondos para un sistema que estaba económicamente quebrado y marcó sus políticas a través de subvenciones y concursos. El artista teatral debe competir para ganar su lugar. Pero la competencia es desigual. Esta influencia directa del Estado provoca que esos artistas que desempeñaron un papel rupturista en los años noventa trabajen como funcionarios públicos de la cultura, sin dejar de producir sus espectáculos. Sus poéticas se estancan, se repiten como un formato. El auge experimental se pierde. Lo que irrumpía en el sistema teatral como lo nuevo es capturado por el Estado y se convierte ahora en la referencia: lo periférico se canoniza. Su lugar será ocupado por una serie de micro poéticas fugaces, huidizas, que no logran afincarse con la fuerza necesaria para producir un nuevo quiebre. Lo que se va a mantener es esa relación tensa con el texto dramático.
ANIQUILACIÓN, OLVIDO Y PARRICIDIO.
      Algunos ejemplos para visualizar las estrategias discursivas en torno a lo nuevo y la disputa de posiciones de poder que buscan legitimar a los agentes en un sistema que se presenta fluctuante. El primer ejemplo tiene que ver con la disputa texto - no texto que se resuelve casi por un desprecio del primero. El dramaturgo Sergio Blanco[6] discrepa con la idea de que un texto teatral goza de un estatuto privilegiado con respecto a los demás componentes de la escena teatral. Para Blanco esto constituye un contrasentido ya que todo texto está destinado a ser una entidad inacabada y abierta, y concluye sentenciando:
Nos guste o no, escribir una palabra dentro de una pieza de teatro, es sentenciarla a muerte. La escritura teatral es, en definitiva, un verdadero proceso de aniquilación: la palabra está condenada a desaparecer para dar nacimiento a la escena, que no es otra cosa más que la huella de su deserción" (Blanco 2008, 13)

      La estrategia consiste en abrirse paso a través del rebajamiento del estatus histórico del texto literario teatral. Las nuevas poéticas se abren paso declarando la condena y la aniquilación del mismo.    
        El escritor Carlos Rehermann (1961) en su ponencia Aproximación a Restuccia compilada en Territorios y fronteras en la escena iberoamericana (2012) explica crudamente el problema del concepto de frontera: "las definiciones y las fronteras son fundamentales para dos grupos muy importantes para los artistas: los legitimadores y los financiadores" (2012,133), refiriéndose a todos los agentes que atribuyen influencia en el campo teatral (críticos, columnistas y editores, premios y subvenciones, auspicios, becas, títulos y la academia). Según Rehermann si el proyecto creador no queda incluido dentro de los límites propuestos por estos legitimadores los creadores quedarán por fuera de sus estudios o difusión: "El caso más estruendosamente extraordinario es el de Teatro Uno, y su ideólogo, Alberto Restuccia, de los que no se ha hecho (... ) ningún estudio en los cincuenta años de su trayectoria.(Ibid.)  El vínculo de Alberto Restuccia con las vanguardias europeas y con el pensamiento de Artaud lo convierten en una figura innovadora que se mantuvo en la sombra para la crítica académica. Rehermann concluye: "El concepto de frontera supone la posibilidad de exclusión, al punto que adquiere sentido porque deja algo afuera. La frontera es una poderosa herramienta para el ejercicio del poder" (2012:134) Surge la importancia de hablar de "lo nuevo":
lo que hacía Alberto Restuccia hace cuarenta años es más nuevo que la mayor parte de lo que se está haciendo ahora. ¨Nuevo¨ es un término político, que se define a través de una ideología. El principal motivo por el cual una sociedad es obligada a estar atenta a lo nuevo es la necesidad de mantener en funcionamiento el capitalismo [...] en las sociedades industrializadas el consumo solo puede estimularse a través de la innovación (Ibid.)
      Esta preocupación por la legitimación y sus fronteras está incluida en la propia obra del dramaturgo. Blackjack (2010) pone en acción a Florencio Sánchez en Europa buscando captar la atención de figuras influyentes que pudieran interesarse por su obra. En escena con Eleonora Dusse surge la frase: " - Este es el otro lado. Vine aquí porque este es el otro lado. Allá el otro lado es el lado de acá" (Rehermann 2012, 325), que se repite como un leivmotiv. La legitimación entonces se busca afuera, de lo contrario sobreviene el olvido. 
      En publicación del 2008[7] el director y dramaturgo Gabriel Calderón (1982) responde a las críticas recibidas al acceder a un cargo público importante siendo muy joven y aprovecha para entablar una contienda con el teatro independiente: "¿Sabrán ellos que en algún momento nosotros tendremos que matarlos, tendremos que abandonarlos, y rechazarlos como hace todo hijo?" (2008:33) Un "nosotros" manifestario e indefinido denota el arrebato combativo de lo nuevo cuya herramienta es el parricidio: matar al padre para que nazca algo nuevo desde una perspectiva organicista y evolutiva. Ya consagrado como un referente nacional e internacional mantiene esa postura. En nota con Montevideo Portal entrevistado por el espectáculo Solo una actriz de teatro con Estela Medina dirigida por Levón declara sobre ellos:  
 Son dos monstruos del escenario y son representantes de un tipo de teatro que va a dejar de existir. (...) Me siento chiquito al lado de ellos. Xirgu hacía autores emergentes, no hacía los clásicos todo el tiempo. Dijo una vez, y lo tenemos en una grabación: "Los dramaturgos emergentes nos están esperando". Y en cierta forma eso es lo que hicieron Estela y Levón al llamarme. (op. cit) (la cursiva es mía)[8]
       El retruécano discursivo juega con la autodefinición asegurándose la circulación libre entre los límites impuestos por la tradición y la novedad, marcando indefinidamente su posición. La actitud parricida es acompañada por la autopercepción mesiánica de ser elegido como el representante de lo nuevo por lo canónico tradicional que agoniza. La escritura lo elige y la misma acción incluye la muerte. Como en el caso de Blanco, los discursos tienen un marcado asiento en la autodefinición, en el parricidio y la aniquilación como forma de lograr espacios de legitimación: matar lo viejo para que nazca lo nuevo frente a agentes legitimadores que olvidan o no comprenden.     
PARESTESIA: buscando un lugar en la ciudad adormecida.
       Parestesia (2013) es un texto teatral escrito por Pablo Rueda (1978) en el marco de un proceso de creación tutelado por el director y dramaturgo español Guillermo Heras. Texto muy breve, sin estructura dramática ni personajes, nunca editado salvo su publicación en la web de dramaturgia uruguaya del Ministerio de Educación y Cultura. Una de las características principales de Parestesia es su indefinición genérica y su carácter de texto en construcción. Anne Ubersfeld (1918) se refiere al habla solitaria como una de las grandes revoluciones del teatro del Siglo XX: "A partir de Beckett, caímos en la cuenta de que el habla teatral podía echar a andar sus espirales y laberintos en total ausencia de respuesta, de diálogo" (2003:10) Según Ubersfeld, esta evolución del habla solitaria establece vínculos más estrechos con la realidad en la interlocución en espacios cotidianos como la calle, la cama o el trabajo (Ibid.) La autora además reconoce una evolución histórica: "Parecería que hubiéramos pasado del teatro naturalista burgués a un teatro de estructura afín en el que el habla de las capas populares se hace oír". (Ibid.) El teatro francés de los años setenta es un ejemplo de esto. La noche justo antes de los bosques (1977) de Bernard Marie Koltés (1948) es un monólogo donde un hombre le habla a un desconocido y le pide una habitación para pasar la noche:

y volví a subir- justo para mear - con la ropa empapada, me quedaré así, hasta que esté en una habitación: en cuanto nos instalemos en algún sitio, me quitaré todo, es para eso que busco una habitación, pues en casa imposible, no puedo volver - pero no para toda la noche - por eso tu, cuando doblabas, allá, la esquina, y te vi, corrí, pensaba: nada más fácil que encontrar una habitación para una noche, para una parte de la noche, si uno lo desea de verdad, si uno se atreve a pedirlo, a pesar de la ropa y el pelo empapados, a pesar de la lluvia que me deja indefenso...(2008:118)

      El acto ilocutivo demanda una habitación para pasar la noche. Las marcas de oralidad fragmentan el discurso que vuelven obsesivamente sobre la noche, la lluvia y la indefensión de vivir en la calle, metáfora espacial del intercambio ilícito de objetos y cuerpos. En Parestesia esa voz se desdobla en tonos y espacios: 

 Sí, sí, en el baño no solamente se pueden satisfacer y evacuar nuestras necesidades fisiológicas. Por otra parte, la arquitectura se ha sofisticado de tal modo que, incluso en este húmedo sótano de este enorme y obstruido edificio, devenido en teatro, existe una joya de semejantes quilates, de esas que le comenté anteriormente (2013:1)

    En el texto de Koltés el significante espacial privilegiado es la nocturnidad urbana; en Parestesia, el espacio se desdobla en lo privado y lo público. En el espacio privado: el baño como lugar cerrado, íntimo y asfixiante donde aparece la necesidad; y el teatro vacío, como el espacio de la tradición y la obstrucción. Todos además espacios marginales. A continuación se abre el espacio público de la calle donde se desata un bombardeo de imágenes, a través de la voz de un flâneur uruguayo que recorre el centro de la ciudad de Montevideo mezclando aceleradamente imágenes de consumo masivo con el estatismo de la arquitectura urbana:

En la biblioteca Sócrates o su clon, no sé decirte, ese, el que nunca jamás escribió indica las coordenadas, diagonales, el camino. Cervantes no da crédito aunque a su frente aseguren lo contrario. Alighieri cavila y hace fila junto a los asesinos que impunes pagamos en cómodas confortables cuotas de Carlos Gutiérrez, cede el paso a la sombra del butiá, y se inclina ante la robótica educativa. Seguimos pasando en doble fila colaborando. Por la vía del confort, it`s Miller time. (...) los snacks, las whitestrips y los estilistas, ya no sabemos quién nos mira, tampoco es dios (2013:2)
 
     Lo nuevo no es suficiente y la tradición vive en los expedientes muertos de una oficina o en un teatro cerrado para el arte. La angustia es la ausencia de un lugar que ocupar. Según Gilles Lipovetsky (1944), en la posmodernidad el yo narcisista se repliega sobre sí mismo, se lanza hacia su propia conquista: "El Yo se ha vaciado de su identidad" (2002:56) porque es un "yo lábil"(2002:58) dispuesto a:

las asociaciones libres, espontaneidad creativa, no - directividad, nuestra cultura de la expresión, pero también nuestra ideología del bienestar estimulan la dispersión en detrimento de la concentración, lo temporal en lugar de lo voluntario, contribuyen al desmenuzamiento del Yo, a la aniquilación de los sistemas psíquicos organizados y sintéticos.(Ibid.)

     El yo de Parestesia es un Narciso herido que se refugia en su discurso. La herida es la ausencia de una posición, de un lugar que ocupar, de allí el tono irónico y melancólico. Sobre el final aparece el "todos" involucrando al lector y surge la posibilidad de un otro y de la intertextualidad. Lipovetsky plantea la paradoja del otro para el narciso posmoderno que oscila entre: "Licuación de la identidad rígida del yo y suspensión del primado del otro."(Ibid.) Pero el yo escritural trata de recuperar el pasado a través de las marcas intertextuales: "Soplar brasas o ser brasa y que nos soplen. Mojar y que nos mojen. Besar y que nos besen. No hay más plazo. Es la recta final. Lo que usted va a ver ahora es muy raro. Extraño. Un sueño realizado. Todos los nombres" (2013:3) (la cursiva es mía) El innombrable (1953) de Samuel Beckett (1906) es una de las novelas perteneciente a la trilogía integrada por Molly (1951) y Malone muere (1952). El yo que enuncia es testigo desesperado de su propia desaparición, y con él, del lenguaje y el sentido:

¿estuve con los vivos o vinieron ellos a mí?, ¿y dónde, dónde los tengo?, ¿en la cabeza?, no me noto cabeza, ¿y con qué las digo?, ¿con la boca?, la misma observación, ¿y con qué las oigo?, (...) es el que ni habla ni escucha, el que carece de alma y de cuerpo, lo que tiene es otra cosa, debe de tener algo, debe de estar en algún sitio, está hecho de silencio, (...) está en el silencio, es a él al que hay que buscar, se ha de ser él, se ha de hablar de él... (2007:99)

      Parestesia (de para y el gr. aísthesis "sensación")[9] significa adormecimiento, entumecimiento, hormigueo en el cuerpo. Adormecimiento del innombrable que pierde la cabeza y el cuerpo sumido en la inmovilidad absoluta. El padecimiento se resuelve en la asunción del silencio, quiebre drástico entre significante y significado donde el silencio será una alternativa si se advierte, como Beckett que: "no todo consiste en guardar silencio sino que es menester asimismo ver la clase de silencio que se guarda". (2007:30) En ambos textos, esa clase de silencio es pura enunciación.

      Un sueño realizado[10] es un cuento de Juan Carlos Onetti (1904) donde una mujer contrata a dos teatristas de mala muerte para representar una escena teatral que se convierte en una pesadilla. Onetti trabaja con la idea del teatro como simulacro, engaño o mentira jugando con los límites entre la realidad y la ficción. La ficción es la escena contratada, organizada, planificada que desemboca en una realidad paradójicamente opuesta, caótica, desorganizada y pesadillesca que el personaje sobre el final percibe como: "esas cosas que se aprenden para siempre desde niño y no sirven después las palabras para explicar" (1941:14) El yo escritural de Parestesia reúne un sueño anhelado con los teatros obstruidos: el sueño es el arte, su arte, que no puede realizarse en un teatro, en un recinto que alberga la convencionalidad de la tradición que expulsa lo nuevo. La alternativa es esa queja del yo a través de la pura enunciación. Lo innombrable en Parestesia se convierte en "Todos los nombres" (2013:4) Las instituciones rechazan, el yo siente ese rechazo y es lanzado a la calle para extraer su material poético. El pasado se recupera a través del intertexto: el yo vive sobre lo ya dicho, no hay nada nuevo, solo hablar como una forma de guardar silencio.

CONCLUSIÓN

      Parestesia es un ejemplo de las nuevas poéticas posmodernas que trabajan sobre la  disolución de las estructuras convencionales: dialogo a voces, imágenes fragmentadas, intertextualidades, jerarquización del yo poético que enuncia por encima de la construcción de personajes y la ficción. La voz solitaria de Parestesia esconde en la palabra herida el deseo de ocupar un lugar. A través del intertexto el yo escritural confronta lo nuevo con lo viejo cuestionando las formas establecidas de creación de la ficción y las instituciones que las validan. Sin embargo, el yo denuncia lo que desea enunciando la relación tensa e inestable con la tradición. El canon pensado como la necesidad de establecer redes de comprensión es capaz de producir su propio lugar inteligible demostrando su poder como agente de influencia y legitimación dentro del campo intelectual integrando lo nuevo y lo desconocido o lo que simplemente no comprende formando su propio anti - canon. La posmodernidad es el escenario propicio para que pueda accionar lo que Pozuelo Yvancos llamó el "sindrome autofágico". (2006:19): la devoración de lo que excluye en pos de su estabilidad. Parestesia parece dialogar con esta idea a través de un yo herido que denuncia y desea tomar la palabra en el teatro.    

Nelson González Catardo

BIBLIOGRAFÍA:

* Beckett, Samuel. El innombrable. Ediciones Orbis. Barcelona, 2007. 

* Dansilio, Florencia. Del mensaje al acontecimiento. El giro discursivo en torno a lo político en el teatro uruguayo post- dictadura. RITA No.7, junio 2014. ttp://www.revue-rita.com/notesderecherche7/del-mensaje-al-acontecimiento-el-giro-discursivo-en-torno-a-lo-politico-en-el-teatro-uruguayo-post-dictadura.html

* Lipovetsky, Gilles. La era del vacío. Editorial Anagrama. Barcelona, 2002.

*Mirza, Roger. El sistema teatral uruguayo de la última década. ¿Un cambio de paradigma? en Teatro y teatristas. Estudios sobre teatro iberoamericano y argentino. 
Osvaldo Pelletieri (Editor) Editorial Galerna/Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Buenos Aires, 1985.

*Pozuelo Yvancos, José María. Canon e historiografía literaria. Anuario 2006, vol. XI, 17-28. Universidad de Murcia. España, 2006.  file:///C:/Users/sony/Downloads/canon-e-historiografa-literaria-0.pdf

* Rehermann Carlos. Aproximación a Restuccia en Territorios y fronteras en la escena iberoamericana. Ed. Roger Mirza. Universidad de la República. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Montevideo, 2012.

* Rueda, Pablo. Parestesia. Disponible en: http://dramaturgiauruguaya.uy/parestesia/

* Ubersfeld, Anne. La revolución teatral en el Siglo XX y el habla solitaria. Acta poética 24, 2003. file:///C:/Users/sony/Downloads/Dialnet-ElHablaSolitaria-2725562.pdf



[1] Canon e historiografía literaria de J. M. Pozuelo Yvancos citado en la bibliografía.
[2] Hago referencia a los estudios del sociólogo Pierre Bourdie  Campo intelectual y proyecto creador.
[3] Fundado en 1997 por Teatro El Galpón y Teatro Circular ofrece por una cuota mensual el acceso a una amplia gama de expresiones culturales. En su página web se proclama como un contribuyente a la creación artística de nuestro país. Sin embargo dicho proyecto produjo una verdadera zanja en la posibilidad de gestionar saludablemente las tensiones dentro del sistema teatral además de atacar al actor como trabajador de la cultura.
[4] Se destacan los estudios realizados por Jorge Dubatti con respecto a la Filosofía del teatro como conjunto de saberes diversos que se fraguan en la representación y el encuentro con el espectador (convivio) (Dubatti, 2007)  y en Teatro Comparado (Ibid.)
[5] Doctorante contractuelle  CREDA. Université Sorbonne-Nouvelle, Paris.

[6] Las citas son extraídas del artículo La mano poética de Abraham... de Sergio Blanco en publicación titulada Dramaturgia producida por Laboratorio MEC. Dirección Nacional de Cultura. Ministerio de Educación y Cultura. Montevideo, 2008. 
[7] Nota sobre nosotros "los nuevos" de Gabriel Calderón en publicación Lo Nuevo producida por Laboratorio MEC. Dirección Nacional de Cultura. Ministerio de Educación y Cultura. Montevideo, 2008.
[8] Extraído de: http://www.montevideo.com.uy/Tiempo-libre/Conversamos-con-el-dramaturgo-Gabriel-Calderon-sobre-Solo-una-actriz-de-teatro--uc337598
[9] Extraído de: http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=parestesia 
[10] Originalmente publicado en La Nación (Buenos Aires), 1941

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